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Hagamos juntos un camino que se anda con los ojos, un camino construido con letras. Un camino cuyo final pueda ser elegido y diferente para cada lector. Y es que a veces caminando podemos descubrir que la vida está llena de maravillas, solo tenemos que caminar sobre el libro adecuado.



martes, 25 de mayo de 2010

Camino de vuelta

Una vez más encontré una excusa para seguirla hasta casa. El camino de regreso de la facultad era cuando más tiempo podía pasar con ella. No sabía siquiera que existo, pero no me importaba. Hoy la noche había caído, segun me parecía, antes de tiempo. La visibilidad no era demasiado buena. Llegué al cruce de la calle San Jacinto, y, como cada día, aproveché para adelantarme por una calle paralela. Llegué nuevamente a la calle donde ella se encontraba. La niebla mezclada con la luz amarillenta de las viejas farolas crean un ambiente que hace a mi mente volver a días pretéritos. Un leve viento me enfría la cara devolviéndome al presente. Pude verla a lo lejos, puedo distinguir perfectamente su forma de andar. Ese pelo negro rizado que cae por sus hombros de la blusa blanca entreabierta, que a pesar del frío deja ver parte de su pecho y su sostén. Me obligo a dejar de mirarlo para centrarme en sus ojos oscuros que miran hacia el suelo perdidos. El vaho que desprenden sus dulces labios rojos adquiere forma cuando suspira y recoloca el bolso en su hombro. Nos acercamos y el ruido de los tacones de sus botas negras marca el ritmo de mi corazón, que, a medida que la distancia se acorta, se acelera arrítmicamente. Nuestros cuerpos y nuestras miradas se cruzan al caminar por la calle, una sonrisa al mirarla me es devuelta. Una imagen que guardaré como si de una foto antigua en sepia se tratase... Y junto a los demás recuerdos, las demás imágenes formarán el puzzle que me hace recorrer todo este camino cada día para poder verte.

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