Porque una vez pasada la media noche, nuestra mente entra en discordia con el cuerpo y vuela lejos. Y los que sufren de insomnio, como yo, viajamos entre los sueños. El subconsciente nos lleva a los lugares más difíciles de encontrar, con los caminos más peligrosos por recorrer y las incógnitas más complejas por resolver.
En uno de esos viajes mi mente me llevó a un club nocturno, del que me hice cliente VIP. Ahora adicto a permanecer aquí, cada noche vuelvo para dejar mis pensamientos en libertad junto con los de mis compañeros de viaje. Gente con las mismas inquietudes y problemas se acercan a este lugar para, juntos, empezar a comprender este zafio mundo que ya nada respeta.
Sumergidos entre líneas constatamos nuestras vidas en un suspirar intranquilo, que nos lleva a un mundo de fantasía y ensueño, el cual solo puede ser visto por la noche. Arrastrados por un viento frío e impetuoso que recorre la noche para llevarnos a la más profunda tranquilidad. Sólo la luna como testigo de esta demente vida nocturna.
Pero al final la luna siempre acaba bostezando y ocultándose, para dar paso a una luz más potente y calurosa que devuelve la mente a lo carnal. Terminando así un viaje digno de haber sido hecho en el autobús noctámbulo.
En uno de esos viajes mi mente me llevó a un club nocturno, del que me hice cliente VIP. Ahora adicto a permanecer aquí, cada noche vuelvo para dejar mis pensamientos en libertad junto con los de mis compañeros de viaje. Gente con las mismas inquietudes y problemas se acercan a este lugar para, juntos, empezar a comprender este zafio mundo que ya nada respeta.
Sumergidos entre líneas constatamos nuestras vidas en un suspirar intranquilo, que nos lleva a un mundo de fantasía y ensueño, el cual solo puede ser visto por la noche. Arrastrados por un viento frío e impetuoso que recorre la noche para llevarnos a la más profunda tranquilidad. Sólo la luna como testigo de esta demente vida nocturna.
Pero al final la luna siempre acaba bostezando y ocultándose, para dar paso a una luz más potente y calurosa que devuelve la mente a lo carnal. Terminando así un viaje digno de haber sido hecho en el autobús noctámbulo.
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